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lunes, 8 de junio de 2020

Educación religiosa, 10° El ateísmo existencialista: Sartre y Heidegger Actividad: historieta Semana 8-12 de junio

Bienvenidos

Colegio Técnico Benjamín Herrera
Área de Ciencias Sociales, j.t.
Educación religiosa, 10°

El ateísmo existencialista: Sartre y Heidegger
Actividad: historieta
Semana 8-12 de junio

Actividad
1. Leer con atención el siguiente texto. A partir de su lectura, en cuaderno, realizar una historieta que tenga como tema “El ateísmo existencialista: Sartre y Heidegger”, definiendo primero, que es el ateísmo existencialista, y cuáles son los fundamentos ateos existencialistas de estos filósofos.

Para ello, en se divide una o dos hojas del cuaderno en, al menos, doce cuadros; en cada cuadro, una escena del tema que se va a tratar, con los diálogos respectivos; añadir color y darle un nombre.

El ateísmo existencialista: Sartre y Heidegger
El término ateísmo existencialista, hace referencia a la exclusión de cualquier creencia trascendental, metafísica o religiosa desde un pensamiento filosófico existencialista. El existencialismo ateo no puede nunca compartir elementos (por ejemplo, la angustia o la rebelión a la luz de la finitud humana y las limitaciones) con el existencialismo religioso ni otros existencialismos metafísicos. El existencialismo ateo confronta la ansiedad por la muerte sin apelar a la esperanza de ser alguien salvado por Dios (ni otras salvaciones metafísicas como la reencarnación). Para algunos pensadores, el malestar existencial es sobre todo teórico (como lo es con Jean Paul Sartre), mientras para otros filósofos se ven muy afectados por la angustia existencial.

El ateísmo existencialista: Sartre
Según Sartre la existencia precede a la esencia, lo que significa que, primeramente, existe el ser humano.
Si el hombre, tal y como el existencialismo lo concibe, es indefinible, es porque al principio no es nada. Solo después será algo, y él mismo habrá hecho lo que será. No existe la naturaleza humana, ya que no hay un dios que la conciba. No solamente el hombre es lo que se concibe a sí mismo ser, sino que también es únicamente lo que quiere ser después de este impulso hacia la existencia. Para Sartre, el hombre es “existencia”; es absoluta libertad. La existencia de Dios impediría esta libertad; luego, no puede existir Dios.

Según Sartre, “El existencialismo ateo que yo represento es más coherente. Declara que, si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre, o como dice Heidegger, la realidad humana. ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así, pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla. El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo.
(Jean Paul Sartre, El existencialismo es un humanismo, Sur, Buenos Aires, 1973).

El ateísmo existencialista: Heidegger
Para el filósofo alemán, Martín Heidegger (1889-1976), el problema de Dios es distinto, en cuanto se pregunta por el ser. El ser sólo puede ser pensado, redescubierto, desde el hombre, que supera todo ente individual, pero no en orden a un Dios, sino en orden a un ser, como horizonte de todas sus facultades: entender, conocer, etc., entendiéndolo como un Dasein, un “ser-ahí”, un estar saliendo de sí mismo hacia el ser. Se esfuerza por superar la metafísica tradicional y ante el problema de Dios es cauteloso.

Sobre la posibilidad del conocimiento de Dios por el hombre, piensa que “sólo puede presuponerse si la naturaleza del hombre permanece íntegra después del pecado”, porque el hombre anterior a la caída “hubo de tener un conocimiento superior de Dios en virtud de un donum superadditum (un don sobreañadido). El hombre pierde este “más” por el pecado, pero no pierde el estar situado ante Dios, y esto es lo decisivo”.

Sin embargo, la cuestión de Dios está excluida en Ser y tiempo, obra principal de Heidegger; pero no hay que desconocer que desempeña una función en su pensamiento desde el principio. Aquí se puede obtener una idea del papel de la teología en el pensamiento de este filósofo.

Por eso. La frase: “mi filosofía es estar a la espera de Dios”, parece definir la concepción de Dios en este filósofo. “Heidegger confiaba que un día la noche del eclipse de Dios sería superada y aparecería un nuevo Dios a la luz del ser”.

En resumen, Heidegger, en lugar de hablar de Dios, habla de Ser. El sentido de la palabra es rechazar las imágenes, rechazar cualquier tipo de fijación en imagen. Utiliza Ser en lugar de Dios como negación de un contenido concreto.

No es un Dios concreto; no un algo que pueda estar ahí en frente; no es algo que pueda ser o que se pueda adorar, no es algo en el sentido de Feuerbach. Es una palabra de negatividad, de crítica, para deshacer imágenes. Esta palabra es la realización de un movimiento de negatividad, es el rechazo a lo fijo. De ese algo quizá se puede decir que es, pero no que sea. Opera sólo como negatividad.

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Ciencias Sociales 7° El Renacimiento Las artes Actividad: historieta Semana 8-12 de junio

Bienvenidos
Colegio Técnico Benjamín Herrera
Área de Ciencias Sociales, j.t.
Ciencias Sociales 7°
El Renacimiento
Las artes
Actividad: historieta
Semana 8-12 de junio

1. Leer con atención el siguiente texto y, a partir de su lectura, realizar en cuaderno, una historieta que tenga como tema “las artes en el Renacimiento; sus principales autores”.
Para ello, en se divide una o dos hojas del cuaderno en al menos doce cuadros; en cada cuadro, una escena del tema que se va a tratar, con los diálogos respectivos; añadir color y darle un nombre.

La recuperación y estudio de los clásicos originó la aparición de nuevas disciplinas —filología clásica, arqueología, numismática y epigrafía— y afectó críticamente al desarrollo de las ya existentes. En el campo de las bellas artes la ruptura decisiva con la tradición medieval tuvo lugar en Florencia en torno a 1420, cuando el arte renacentista alcanzó el concepto científico de perspectiva lineal que hizo posible representar el espacio tridimensional de forma convincente en una superficie plana. Las obras del arquitecto Filippo Brunelleschi y del pintor Masaccio son deslumbrantes ejemplos del uso de esta técnica.
Donatello, considerado fundador de la escultura moderna, esculpió una estatua de David, primer desnudo a tamaño natural desde la antigüedad. Desde mediados del siglo XV, las formas y temas clásicos volvieron a ser utilizados: los motivos mitológicos tomados de las fuentes literarias adornaron palacios, paredes, mobiliarios y vajillas; Pisanello retomó la antigua costumbre de acuñar medallas para conmemorar a eminentes figuras, como el político florentino Cosme de Medici; Piero della Francesca, Andrea Mantegna y Sandro Botticelli pintaron retratos de personajes de la nobleza, resaltando sus características individuales. Los ideales renacentistas de armonía y proporción culminaron en las obras de Rafael, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel durante el siglo XVI.

Filippo Brunelleschi (1377-1446)
Este artista italiano, nacido en Florencia, fue uno de los maestros fundamentales de la transición hacia el renacimiento. Sus aportaciones, como la recuperación de los motivos clásicos y la capacidad para trasladar a sus obras las leyes matemáticas de la proporción y la perspectiva, le convirtieron en el primer arquitecto de la edad moderna.
Su obra más importante fue la realización de la cúpula del Duomo, la catedral gótica de Florencia. Aunque el encargo fue conjunto, la responsabilidad de la obra fue siempre de Brunelleschi, que en 1426 asumió la dirección de obras en solitario. Su trabajo, concluido en 1432, es un prodigio de ingeniería no sólo por su audacia y precisión, sino también por el estudio detallado de cada fase constructiva y los medios auxiliares. El problema que suponía una cúpula de tales dimensiones (40 metros de diámetro y 56 de altura), irresoluble hasta ese momento, estribaba en el peso de la mampostería, imposible de resistir con las clásicas nervaduras góticas y sus refuerzos de cadenas horizontales. Pero lo hizo, y se terminó en 1436.

Donatello (1386-1466)
El verdadero nombre de Donatello era Donato di Niccolò di Betto Bardi. Generalmente se le considera como el escultor más original del renacimiento italiano y uno de los artistas más importantes de ese periodo.
Su carrera artística puede dividirse en tres periodos. El primero, el periodo de formación, abarca hasta el año 1425, y en él su obra presenta influencias de la escultura gótica, aunque también revela tendencias clásicas y realistas. El segundo periodo (1425-1443) suele caracterizarse por utilizar modelos y principios escultóricos de la antigüedad clásica. En el tercer periodo, el de su culminación, Donatello se alejó de la influencia clásica y puso mayor énfasis en el realismo y en el dramatismo de la acción.

Sandro Botticelli (1445-1510)
Fue uno de los pintores más destacados del renacimiento florentino. Desarrolló un estilo personalísimo, caracterizado por la elegancia de su trazo, su carácter melancólico y la fuerza expresiva de sus líneas.
Dedicó casi toda su vida a trabajar para las grandes familias florentinas, especialmente los Medici, para los que pintó retratos, entre los que destaca su Retrato de Giuliano de Medici (1475-1476). La adoración de los Magos no fue encargo de los Medici, pero en él pintó a los personajes con rasgos muy parecidos a los de dicha familia. Como integrante del brillante círculo intelectual y artístico de la corte de Lorenzo de Medici, Botticelli recibió la influencia del neoplatonismo cristiano de ese círculo, que pretendía conciliar las ideas cristianas con las clásicas.

Rafael (1483-1520)
Este pintor renacentista italiano ha sido considerado como uno de los más grandes e influyentes artistas de todos los tiempos.
Su nombre completo era Rafael Sanzio (o Santi) de Urbino. Nació en Urbino y su primera formación la adquirió de su padre, el pintor Giovanni Santi. Según la opinión de muchos historiadores del arte, también estudió con Timoteo Viti en Urbino y realizó bajo su influencia numerosas miniaturas, dentro de una atmósfera delicada y poética, como en Apolo y Marsias y El sueño del caballero. En 1499 se trasladó a Perugia, en Umbría, y se convirtió en pupilo y ayudante del pintor Perugino. Durante este periodo realizó obras en un estilo muy próximo al de su maestro, hasta el punto de que han existido dudas respecto a algunas atribuciones. Entre las obras de Rafael realizadas en Perugia destacan dos grandes composiciones: Los desposorios de la Virgen y la tabla del retablo de Città di Castello, en la que representa la Crucifixión con dos ángeles, la Virgen y los santos Jerónimo, Magdalena y Juan Evangelista.

Leonardo da Vinci (1452-1519)
Este artista florentino fue uno de los grandes maestros del renacimiento, famoso como pintor, escultor, arquitecto, ingeniero y científico. Su profundo amor por el conocimiento y la investigación fue la clave tanto de su comportamiento artístico como científico. Sus innovaciones en el campo de la pintura determinaron la evolución del arte italiano durante más de un siglo después de su muerte; sus investigaciones científicas —sobre todo en las áreas de anatomía, óptica e hidráulica— anticiparon muchos de los avances de la ciencia moderna.
Leonardo también destacó por encima de sus contemporáneos como científico. Sus teorías en este sentido, de igual modo que sus innovaciones artísticas, se basan en una precisa observación y documentación. Comprendió, mejor que nadie en su siglo y aún en el siguiente, la importancia de la observación científica rigurosa. Desgraciadamente, del mismo modo que frecuentemente podía fracasar a la hora de rematar un proyecto artístico, nunca concluyó sus planificados tratados sobre diversas materias científicas, cuyas teorías nos han llegado a través de anotaciones manuscritas. Los descubrimientos de Leonardo no se difundieron en su época debido a que suponían un avance tan grande que los hacía indescifrables, hasta tal punto que, de haberse publicado, hubieran revolucionado la ciencia del siglo XVI

Miguel Ángel o Michelangelo Buonarroti (1475-1564)
Fue uno de los mayores creadores de toda la historia del arte y, junto con Leonardo da Vinci, la figura más destacada del renacimiento italiano. En su condición de arquitecto, escultor, pintor y poeta ejerció una enorme influencia tanto en sus contemporáneos como en todo el arte occidental posterior a su época.

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Educación religiosa, 6° Historia de la religión en Europa El cristianismo en la Edad Media Siglos V-XV Actividad: historieta Semana 8-12 de junio

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Colegio Técnico Benjamín Herrera
Área de Ciencias Sociales, j.t.
Educación religiosa, 6°

Historia de la religión en Europa
El cristianismo en la Edad Media
Siglos V-XV

Actividad: historieta
Semana 8-12 de junio

Actividad
1. Leer con atención el texto siguiente y, a partir de su lectura, realizar en cuaderno, una historieta que tenga como tema “cómo era el cristianismo en la Edad Media”, entre los siglos V-XV.

Para ello, en se divide una o dos hojas del cuaderno en al menos doce cuadros; en cada cuadro, una escena del tema que se va a tratar, con los diálogos respectivos; añadir color y darle un nombre.

El cristianismo en la Edad Media. Siglos V-XV
La Iglesia en la Edad Media fue una institución muy poderosa, ya que fue una época profundamente religiosa. Por eso, la Iglesia católica tuvo mucha influencia sobre la sociedad y, aunque existían otros credos, en el siglo XI Europa era en gran parte cristiana. Más allá de las fronteras que separaban los reinos europeos nació un nuevo concepto de unión: la cristiandad.

A pesar de estos logros, la cristiandad se vio profundamente afectada cuando el año 1054, los obispos bizantinos negaron la autoridad del Papa provocando el llamado cisma de Oriente. Desde entonces, el mundo cristiano europeo se dividió en dos: Oriente optó por la Iglesia griega ortodoxa, mientras que Occidente se mantuvo fiel a la Iglesia católica romana.

En Occidente, la Iglesia se vinculó estrechamente a la sociedad feudal; la misma Iglesia era un gran poder feudal, pues poseía la tercera parte de la propiedad territorial del mundo católico y entre otras cosas, tenía derecho al diezmo, que era le décima parte de las cosechas de toda la gente.

Además, muchos miembros de la nobleza llegaron a ser obispos. Ellos recibían su diócesis como concesiones de los reyes o de otros nobles y al igual que cualquier otro señor feudal, disponían de feudos y de numerosos vasallos. Como consecuencia de esto, la Iglesia se secularizó y sus costumbres se relajaron.

Cristiandad e Iglesia
Hace unos mil años casi toda Europa Occidental empezó a llamarse la cristiandad, porque todos sus reinos acataban la autoridad del Papa y todos sus habitantes profesaban el cristianismo.

Todos los territorios cristianos se consideraban un único imperio y sus figuras más importantes eran el Papa y el emperador. La Iglesia era entonces muy poderosa; los obispos y los abades poseían grandes extensiones de tierra; los clérigos, que eran casi las únicas personas cultas, se encargaban de educar a los jóvenes, socorrían a los pobres y era los principales consejeros de los reyes.

Los otros credos
A pesar de que en el siglo XI Europa Occidental era en su mayoría cristiana, existía una minoría que lo no era: judíos y musulmanes. Los judíos vivían dispersos en muchas ciudades europeas dedicados, sobre todo, al comercio. Este grupo religioso no era muy querido.

Los cristianos lo toleraban, aunque, en muchas ocasiones, los persiguieron por sus ideas. Desde el siglo VIII, los musulmanes ocupaban casi toda España. Allí formaban un grupo muy poderoso cuya capital se hallaba en la ciudad de Córdoba.

La organización de la Iglesia en la Edad Media
La Iglesia en la Edad Media tenía mucho poder. Esto se debía a su enorme riqueza, a su clara organización y a su importancia cultural, que se contraponía al desorden, la ignorancia y la violencia de la sociedad feudal. Todos los miembros de la Iglesia conformaban el clero, que se dividía en dos: el clero secular y el clero regular. El jefe espiritual de todos era el Papa.

El clero secular
Con el nombre de clero secular se designaban a aquellos miembros de la Iglesia que vivían en el mundo, mezclados con los laicos: el Papa, los arzobispos, los obispos y los párrocos. Los párrocos se hallaban al mando de pequeños distritos llamados parroquias. Varias parroquias formaban una diócesis, cuyo jefe era un obispo, y varias diócesis formaban una arquidiócesis, dirigida por un arzobispo.

El clero regular
A partir del siglo VI se organizó en Occidente el clero regular. A diferencia del clero secular, sus miembros optaron por aislarse del mundo y vivir en monasterios regidos por un abad. Seguían, además unas reglas específicas. En Occidente, el monacato lo inició San Benito de Nursia, quien fundó la orden benedictina.

Su regla se basaba en el lema ora et labora, es decir, reza y trabaja. Al mismo tiempo, la orden benedictina obligó a sus miembros a cumplir votos de obediencia, castidad y pobreza. La regla de San Benito fue respaldada por el Papado.

Fragmento de “La Iglesia en la Edad Media”. Tomado de: https://mihistoriauniversal.com/edad-media/la iglesia-en-la-edad-media/

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