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lunes, 8 de marzo de 2021

La noción de religión en Pitágoras, Sócrates y Platón. Educación religiosa, 11°. Actividad 3 Ensayo. Semana 8-20 de marzo

Un gran saludo. Bienvenidos

Colegio Técnico Benjamín Herrera
Área de Ciencias Sociales, jt
Educación religiosa, 11°
La noción de religión en Pitágoras, Sócrates y Platón
Actividad 3
Ensayo
Semana 8-20 de marzo

 

Actividad

Tener en cuenta: toda actividad se realiza en cuaderno y de manera manuscrita.

1. Realice un escrito, en cinco páginas, teniendo en cuenta la estructura siguiente: título, objetivo, introducción, contenido, conclusión y bibliografía.

Recuerde que la realización del escrito debe ceñirse a sus estándares de la rúbrica.

2. El escrito se centrará en el pensamiento religioso de Pitágoras, Sócrates y Platón. Para ello, antes de empezar, consulte el concepto de religión. Luego, elabore el escrito en el orden siguiente.

a. Teniendo en cuenta el concepto de religión, ¿se puede considerar religioso el pensamiento pitagórico?

b. ¿Cómo es la “religión” de Pitágoras?

c. ¿Qué es la religión para Sócrates?

d. ¿Qué es la religión para Platón?

Actividad de comprensión

1. Elabore un cuadro y establezca las concordancias y diferencias entre el “pensamiento religioso” de Pitágoras, Sócrates y Platón 

1. Pitágoras y la religión

Este genio fue admirado ya desde poco después de su muerte (475 a.C.) y, transcurrido apenas un siglo, era un personaje mitificado entre los griegos, del que se contaban todo tipo de hazañas intelectuales.

Pero nada de todo esto hubiera sido posible de no haber contado con un maestro de excepción, su tío materno Ferécides, uno de los primeros en tender puentes entre el pensamiento mítico y la filosofía.

Además de él, resultó fundamental en su formación el gran Tales de Mileto, que al parecer le causó una viva impresión y fue el responsable de darle profundos conocimientos de matemáticas y astronomía, de los que también participó el principal discípulo de Tales, Anaximandro, otro de los grandes sabios de la época.

Todos estos maestros marcaron a nuestro personaje, al que no tenemos que reducir sólo a la condición de matemático (que es por lo que hoy es más recordado), ya que su pensamiento filosófico tuvo también una enorme influencia.

 

Viajero impenitente

En la adquisición de sus conocimientos también tuvieron importancia fundamental los viajes.

Pitágoras había nacido en 569 a.C. en la isla de Samos, que mantenía intensas relaciones con Egipto, adonde él se desplazaría urgido por Tales, que le habló de los conocimientos de esta civilización en materia matemática (sobre todo en sus aplicaciones y fórmulas prácticas, ya que los egipcios no brillaron como teóricos). Allí el azar le jugó una aparente mala pasada, ya que durante su estancia se produjo la invasión del rey persa Cambises y Pitágoras fue llevado como prisionero a Babilonia.

Sin embargo, este forzoso traslado acabaría por serle muy útil, ya que se relacionó con los magos babilónicos, que eran los sabios de este pueblo, brillantes en las matemáticas, pero también muy dados a los conocimientos ocultos y mistéricos.

 

La secta de los matematikoi

Al ser liberado, Pitágoras no regresó a su isla natal, sino que se estableció en Crotona, al sureste de Italia. Es posible que se viera obligado a ello por causas políticas, ya que Samos estaba controlada por el tirano Polícrates. 

En Crotona, sus enseñanzas fueron muy influyentes, ya que allí Pitágoras fundó nada menos que una secta, entendida ésta como un grupo reducido de pupilos, auténticos elegidos, a los que explicaba sus saberes bajo la condición inexcusable del secreto, una idea muy característica tanto del Antiguo Egipto como de Babilonia.

Pitágoras obligaba a todos sus pupilos –llamados matematikoi o también pitagóricos– a guardar un riguroso hermetismo sobre lo que aprendían. “No todo debe ser enseñado a todos” era una de sus principales máximas

Este grupo buscaba conocer los principios absolutos de las matemáticas: las relaciones entre los números y asimismo entre las distintas partes de una figura geométrica.

 

El culto de los números

Fue en ese contexto en el que Pitágoras produjo su famoso teorema sobre las proporciones entre catetos e hipotenusa en un triángulo rectángulo, que cualquier estudiante ha debido aprender, y definió la mayor parte de los poliedros regulares que existen.

Estos conceptos los enseñaba como parte directa de una forma de ver el mundo: creía haber dado con el núcleo de la existencia, en el que las matemáticas serían el fundamento de toda la naturaleza, la explicación última de la realidad. 

De esta forma, la ciencia de los números no era una disciplina aislada de las cosas sino, muy al contrario, su fundamento básico. Así, las matemáticas vendrían a ser la religión pitagórica, una idea tremendamente avanzada para su época.

La escuela pitagórica, seguida por importantes personajes de Crotona, tuvo una fuerte influencia política, y algunos de sus adeptos se situaron pronto entre los principales líderes. Esto acabaría por causar problemas al propio Pitágoras, que se vio en medio de las luchas por el poder.

 

Su huella en el conocimiento universal

Así, tras ser violentamente atacados los pitagóricos por su enemigo Cilón –previamente rechazado en la secta–, Pitágoras hubo de huir a Metaponto, otra ciudad griega en el sur de Italia, donde murió.

Su tumba fue venerada y, a través de sus discípulos, sus enseñanzas se extendieron, renovando de este modo el conocimiento matemático universal porque, como escribió el filósofo Jenócrates, Pitágoras más que nadie parece haber avanzado en el estudio de los números, arrebatándoles su uso a los mercaderes y equiparando todas las cosas a ellos”.

 

Tomado de:Pitágoras, el sabio que hizo del cálculo su religión”. Disponible en:

https://www.muyhistoria.es/h-antigua/articulo/pitagoras-el-sabio-que-hizo-del-calculo-su-religion-741444732034

 

2. El pensamiento religioso de Sócrates y Platón

Para establecer tanto el pensamiento de Sócrates y Platón y de allí encontrar sus diferencias, conviene ver, primero, que Platón se deslizará, como su tío Critias, hacia la utilización política de la religión.

Lo importante de la religión, pensaba el hijo de Aristón, es que los sacrificios sirvan para que las gentes se vayan conociendo y entablando relaciones sociales y de amistad en las solemnidades religiosas.

Por otro lado, Platón estaba influido por las religiones mistéricas y del culto a los muertos. No hay que olvidar que en su ciudad ideal pide respeto y veneración para los dioses infernales. Plutón y todas las oscuras divinidades deberían estar muy presentes en la vida individual y colectiva.

Sócrates vive la religión como algo personal, esto es religioso y no político, y las influencias sofísticas y racionalistas que se notan en el viejo Platón de las Leyes estaban muy lejos de haber hecho mella en su religiosidad. Para él, la religión era cosa íntima y personal.

Al mismo tiempo, Sócrates muestra rechazo frente a todo lo que suene a oscuridad, videntes, iniciáticos e intermediarios entre dioses y hombres, preparadores para cruzar la línea hacia el más allá. 

El único sacerdocio que Sócrates admitía era el colegio de Delfos, que se distinguía por el tacto y la prudencia en su relación con las otras religiones, y que en modo alguno aspiraba a un dominio exclusivo del culto.

La piedad platónica que Platón aprendió en Italia de los pitagóricos, en Sócrates no asoma todavía. Sócrates se inclinó hacia la corriente legalista y apolinea, aunque con respeto total hacia el conjunto de la religión popular.

Sobre esa base, se dedicó a moralizar la religión, al establecer con decisión el carácter moral de los dioses (lo que, en definitiva, significaba intentar cambiar el modo de ser de tales dioses) y así liberarse de la angustia presente en la religión antigua, de la mirada de la esfinge. Sócrates, como todo buen filósofo, necesitaba ante todo saber.

A partir del siglo VI a d Cristo existen dos corrientes contrapuestas en la religiosidad griega:

1.      La corriente mística-mistérica a la que pertenece Platón.

2.      La corriente legalista-tradicional a la que pertenece Sócrates.

Sócrates se sitúa claramente a favor de la segunda, es decir, en una confesada aceptación de las normas de la ciudad, así como en una profunda y confesada devoción al dios Apolo y a su oráculo en Delfos.

Ahora bien, la legalidad socrática no consiste solamente en la aceptación y cumplimiento, sin más, de las obligaciones rituales y legalistas, sino que también es objeto de un verdadero saber.

 Las contradicciones surgirán, precisamente, cuando Sócrates intente sinterizar, por un lado, la interiorización racionalizada de la religión y, por otro, la aceptación, sin reparos, del legalismo y el ritual externos de una Polis profundamente supersticiosa y desengañada por el discurrir de los acontecimientos sociales, políticos y militares.

Pero Sócrates ahí estaba intentando convencer a sus ciudadanos de la necesidad de trasladar los dioses y las leyes de la ciudad al santuario de la conciencia. Al mismo tiempo, para realizar tal traslado, los atenienses deberían de servirse de la razón y de la filosofía.

Pero, además, Sócrates deseaba que las cosas siguieran igual, es decir: los dioses y las leyes podían ser venerados del mismo modo aunque en diferente santuario. Sus conciudadanos, como demostrarán los hechos, ni lo aceptaron, ni, muy posiblemente, lo entendieron.

Existe también una contradicción de tipo personal en la posición religiosa de Sócrates que le acompañó, muy a su pesar, durante toda su vida.

Sabemos que Sócrates estuvo imbuido del pensar filosófico de tipo jónico, que conoció y practicó, sin duda de modo genial, durante su juventud.

Sin embargo, sabemos también que en un momento determinado de su vida Sócrates afirma haber superado el racionalismo ingenuo y optimista de tipo jonio, y, sin abandonar la razón y la filosofía como método de investigación y saber, se lanza a la búsqueda de algo que fundamente, no que disgregue, las raíces de la religión y las leyes tradicionales de su querida Atenas.

De este modo, en un momento en que, por un lado, las creencias religiosas vacilaban en Atenas, y, por otro, en que la evolución político-militar de la ciudad era muy negativa, aparece la personalidad fuerte de un reformador planteando lo siguiente:

·        La base esencial del ciudadano ateniense debe tener su fundamento en la religión tradicional de los dioses de la Ciudad. A tales dioses, por encima de todo, se les debe reverencia y respeto.

·        La base de tal relación con los dioses, sin embargo, no debería tener su fundamento tanto en los rituales y las supersticiones como en el saber y la metodología racional de la filosofía.

·        La religión y las leyes no deben basarse en rituales de tipo externo, sino que deberían situarse en el interior de la conciencia.

·        El racionalismo de los jonios y de los sofistas, en sus relaciones con la religión y las leyes de la ciudad, destruyendo mitos heredados y normas tradicionales, es algo de lo que Sócrates confiesa estar de vuelta.

 

Tomado de “Diferencias entre Sócrates y Platón en materia religiosa”. Disponible en: http://www.paginasobrefilosofia.com/html/relisoc.html

 

 

 

 

 


Las estaciones térmicas Taller Semana 8-12 de marzo. Ciencias Sociales 7° Actividad 5

Un gran saludo. Bienvenidos

Colegio Técnico Benjamín Herrera
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Ciencias Sociales 7°
Actividad 5 
Las estaciones térmicas
Taller
Semana 8-12 de marzo


Actividad
En el cuaderno, respondemos.
1. ¿Qué son las estaciones térmicas?
2. Describa brevemente cada una de las estaciones
3. ¿Qué pasa cuando en el norte ha verano?
4. ¿Qué sucede cuando en el sur hay otoño?
5. ¿Por qué en Colombia no tenemos estaciones térmicas?

Desde pequeños aprendemos que existen cuatro estaciones: primavera, verano, otoño e invierno. Las estaciones son cambios en el clima que se producen cada año en el hemisferio norte y el hemisferio sur.

Estas estaciones se repiten todos los años de forma bastante regular, y es por eso que es relativamente fácil identificar cada una. Pero, ¿sabes por qué se producen?

La razón está básicamente en el movimiento de rotación de la Tierra. El planeta está dividido por una línea imaginaria llamada “ecuador”, que lo atraviesa de forma horizontal por el centro, y lo divide en hemisferio norte y hemisferio sur.

Además, su eje de rotación, línea imaginaria que lo atraviesa de polo a polo, lo divide en su parte oriental y su parte occidental, y dado que está inclinado, la Tierra también lo está ligeramente.

Como el eje no es completamente vertical, los rayos solares se proyectan sobre la Tierra de manera diferente durante el transcurso de la traslación. Importante: el eje está inclinado en un ángulo de aproximadamente 23.5 grados, y siempre apunta hacia la misma dirección.

 

Ahora, imagina una imagen en la que la Tierra está ligeramente inclinada hacia la derecha y que directamente a su izquierda se encuentra el Sol. Dada esta posición, los rayos solares se dirigen directamente hacia abajo, en el hemisferio sur, por lo que este se encuentra en verano.

 

Mientras, el hemisferio norte recibe los rayos de forma más ligera, así que experimenta el invierno.

 

Por el contrario, cuando el eje de la Tierra apunta hacia el lado del Sol, el hemisferio norte recibe directamente los rayos, así que se encuentra en verano mientras que en el hemisferio sur es invierno.

 

Para comprender primavera y otoño, debes saber que el eje de rotación apunta en esas épocas a unos 90 grados de distancia del Sol, por lo que este proyecta sus rayos de forma uniforme en ambos hemisferios.

 

En marzo, el norte comienza a experimentar la primavera mientras que en el sur es otoño, y a partir de septiembre comienza el otoño al norte del ecuador y la primavera al sur.

 

Descripción de las estaciones

En los Polos sólo hay dos estaciones: verano e invierno.

 

Una persona que vive en una zona ecuatorial sabe que su invierno no es igual al de una persona que vive en Canadá, por ejemplo.

 

Una estación no presenta las mismas características en todas partes, y algunas regiones pueden experimentar más o menos estaciones.

 

En las zonas templadas y subpolares se observan las típicas 4 estaciones, pero en las regiones ecuatoriales únicamente se perciben de 2 a 3 temporadas: una lluviosa, una seca o una fría/templada.

 

En los Polos solo hay dos estaciones: verano e invierno. Por su parte, algunas zonas del sur del continente asiático precisan hasta 6 temporadas.

 

Primavera

En las regiones al norte del ecuador, la primavera comienza alrededor de marzo, cuando el Sol brilla de forma similar en los hemisferios norte y sur. La longitud del día y la noche es similar, cada uno con unas 12 horas.

 

El clima primaveral es cálido y ligeramente húmedo, lo que propicia que se derrita la nieve del invierno y que muchos animales salgan de su estado de hibernación.

 

Verano

El verano se experimenta cuando los rayos solares se dirigen hacia la Tierra en un ángulo pronunciado puesto que el eje terrestre apunta hacia el Sol.

 

El período veraniego inicia en junio en las zonas al norte del ecuador, si bien alrededor de este mismo mes corresponde al invierno de las regiones al sur del ecuador.

 

Las temperaturas de esta estación suelen ser las más altas del año, y mientras algunas partes del mundo reciben gran cantidad de precipitaciones, otras pasan por sequías y olas de calor.

 

Otoño

El otoño inicia en torno a septiembre en las zonas del hemisferio norte, cuando al sur del ecuador se experimenta la primavera.

 

Las temperaturas descienden, las hojas de los árboles comienzan a caer y algunos animales comienzan a preparase para la época invernal, cuando sus fuentes de alimento pueden escasear.

 

Invierno

Los rayos solares golpean la Tierra en un ángulo pequeño, en tanto el eje de rotación apunta en dirección opuesta al Sol. Entonces, el norte del ecuador experimenta el invierno, y el sur pasa por el verano.

 

Esta estación suele iniciar en diciembre. Los días tienden a ser más cortos y las noches más largas, y un clima frío domina el tiempo.

 

Algunas zonas ven caer nieve o lluvia helada, y ciertos animales hibernan o modifican sus características físicas para soportar las condiciones.

 

Por ejemplo, mamíferos como los zorros y las liebres árticas mudan su pelaje gris a uno blanco, que les permite, entre otras cosas, camuflarse con su entorno nevado.

 

Tomado de: “Las estaciones de la Tierra”. Disponible en:
 

Durante el movimiento de traslación; es decir, del viaje de la tierra alrededor del Sol, se producen las estaciones térmicas.

 



Movimiento de traslación

 

 

La Tierra describe una órbita elíptica alrededor del Sol, tardando en realizar este giro algo más de un año, 365 días, 6 horas y 9 minutos.

 

Al tener la Tierra el eje de rotación inclinado con respecto al plano de su órbita, tendrá como consecuencia del movimiento de traslación la sucesión de las estaciones y la variación en la duración de los días y las noches. 


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