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lunes, 31 de agosto de 2020

Educación religiosa, 10º Hegel y la religión Semana 31 de agosto-4 de septiembre

Bienvenidos

Colegio Técnico Benjamín Herrera, IED
Educación religiosa, 10º
Hegel y la religión
Semana 31 de agosto-4 de septiembre

Actividad
Cuestionario

Instrucciones
Realizamos una lectura atenta de este breve texto, y respondemos en el cuaderno:
1. ¿Qué se entiende por idealismo absoluto?
2. ¿Con qué elementos de la realidad se puede identificar lo absoluto?
3. Según Hegel, ¿cómo se podría identificar el concepto de Dios?
4. Desde el concepto de absoluto, por qué la concepción hegeliana de Dios podría interpretarse como un panteísmo ontológico?
5. Teniendo en cuenta o anterior, como se podría definir la frase de Hegel, “Todo lo real es racional y todo lo racional es real”?

Hegel quiso dar a la filosofía la forma de la ciencia. Aunque creó un idealismo absoluto que parece contradictorio con la misma, en el fondo no lo es. El principio que establece como inicio de su filosofía el gran pensador alemán, es el espíritu, que lo enlaza y ordena sistemáticamente todo. Dios o lo absoluto no está separado del mundo o del hombre. Como indica Colomer comentando la filosofía hegeliana: «A través de su movimiento de reflexión sobre sí en contraposición dialéctica con lo otro, lo absoluto alcanza su verdadera identidad». Para Hegel lo infinito o Dios lo engloba todo dentro de sí. El planteamiento metafísico de Hegel se caracteriza por una interpretación o concepción de Dios que es inmanente al mundo y no trascendente respecto al mismo. Es lo que se denomina un panteísmo ontológico.

Hay tres principios que fundamentan la filosofía de Wilhelm Friedrich Hegel, el filósofo de la dialéctica, que son: El principio de la inmanencia del Absoluto: para Hegel el Absoluto no es una sustancia, propiamente dicha, sino un sujeto. Por sustancia se entiende el ser en sí, acabado, que es capaz de sustentar los accidentes, mientras que el sujeto es un movimiento, un devenir, un proceso. El Absoluto no es, será al término de su evolución. Es el proceso de generación del universo. Esta idea del Absoluto es distinta de la de Fichte y Schelling. Para ellos es anterior al yo y al mundo, el Absoluto de Hegel es inmanente(ingénito, inherente, inseparable, propio) a la naturaleza y al espíritu, y al desarrollarse constituye todo objeto y todo pensamiento. Por consiguiente, cada ser particular y concreto no será más que un momento de este desarrollo, una fase de este movimiento.

Además, Hegel insiste en que lo absoluto se entiende que es a la vez sustancia y sujeto. No considera que lo absoluto sea una sustancia sólida y maciza, tal como afirmaba Parménides en la antigüedad helénica. En Hegel, razón, espíritu e idea, son términos sinónimos. Establece o formula una interpretación dialéctica de la realidad. Se puede decir que lo pretendido por la metafísica es alcanzar la verdad del lenguaje o, expresado con las palabras de Hegel, «Instaurar el modo único del proceso, la deducción de las estructuras, la necesidad pensada y conocida de las determinaciones, tal es la tarea, tal es el asunto de la filosofía».

El mundo y el hombre son momentos de lo absoluto. Para Hegel, realidad y razón coinciden (“Todo lo real es racional y todo lo racional es real). La realidad cambia por la contradicción de modo dialéctico en un proceso circular. En el idealismo absoluto de Hegel, se produce una especie de espiral, porque la síntesis se convierte en una nueva tesis que será negada por una antítesis, etcétera. O como escribe Hegel: «Cada círculo singular, siendo en sí mismo una totalidad, rompe también los límites de su elemento y funda una más amplia esfera: el Todo; de esta manera el Sistema de sus peculiares elementos constituye la Idea en su totalidad, la cual aparece además en cada uno de ellos».

Los aspectos más característicos del hegelianismo pueden resumirse de modo muy general en tres. El primero, supone estar de acuerdo en que todo lo racional es real y todo lo real es racional. El segundo en que el deber ser y el ser coinciden. Y el tercero, tener presente que la función de la filosofía, según Hegel, no es decir cómo debe ser el mundo, sino comprender la realidad y justificarla o ponerse en paz con ella. Se le puede considerar conservador por este planteamiento, pero no lo era, ya que estaba a favor de reformas políticas y algunos de sus escritos fueron revisados por la censura en Prusia, aunque era el filósofo oficial prusiano en Berlín.

Así, para Hegel, “Este ser absoluto [Dios] está presente en nuestra conciencia pura y se nos revela en ella. El saber de él se encuentra en nosotros de manera inmediata, mediado a través de ella, y puede ser denominado fe”.

Se puede decir entonces, que la idea de Dios marca toda la obra de Hegel. Un Dios donde se superan todas las contradicciones de la existencia, y donde el individuo desgarrado encuentra su unidad en la diversidad. La palabra alemana Aufheben, que puede ser traducida como superar o asumir, representa muy bien en la dialéctica hegeliana, la síntesis de contrarios. Esa palabra puede ser interpretada como el signo que el lenguaje le presta a Hegel para representar la idea que él tenía de Dios. Hegel restaura la idea de Dios en plena modernidad y después de la Revolución Francesa. “La filosofía hegeliana es el último y grandioso designio para reivindicar el cristianismo desgarrado y hundido por la filosofía”, dice un discípulo; es decir, “la identificación del cristianismo con el cristianismo mismo.” Por eso, buscar la idea de Dios en la filosofía de Hegel, es como buscar oro en una mina de oro.

La filosofía puede dar cuenta racional de la fe. En Hegel, todos los caminos conducen a Dios. Para él, la filosofía y la religión tienen el mismo objeto: la verdad, sólo Dios es la verdad. “A mí me parece negligente que, después de haber sido confirmados en la fe, no nos apliquemos a entender lo que creemos”, dicía san Anselmo en la Edad Media, y Hegel lo repite. Él quería, además, una teoría razonable para el cristianismo; no consentía en un cristianismo solamente de la sensibilidad. Este pensamiento es aplicable también a nuestra época, a veces, puede sentirse que no se puede pensar en lo que creemos, que nuestra creencia reside sólo en el corazón, que el intelecto es separador; sin embargo, los animales también sienten, pero no piensan, el pensamiento nos diferencia de ellos.


El pensamiento conceptual hegeliano, exige separarse de lo inmediato en que estamos sumidos, de las realidades contingentes de todos los días, para elevarnos hacia un terreno, donde a veces, se tantea a ciegas, pero en ese esfuerzo, el hombre se hace digno de lo que se puede esperar de él. Por supuesto que la humildad tiene que hacernos bajar de ese supuesto pedestal, tal como dice la palabra “para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios”.

Ciencias sociales, 7° El reparto del mundo Semana 31 de agosto-4 de septiembre

Bienvenidos

Colegio Técnico Benjamín Herrera, IED
Ciencias sociales, 7°
El reparto del mundo
Semana 31 de agosto-4 de septiembre

Actividad
Cuestionario
Leemos con atención el cuaderno y respondemos en el cuaderno:
1. Responda las preguntas en el cuaderno
a. ¿Qué se puede concluir del Tratado de Tordesillas?, ¿por qué ambos Estados establecieron esos límites?
b. ¿Qué relación se puedes establecer entre la actual división político administrativa de Sudamérica, las particularidades culturales de sus países y estos acuerdos de división territorial?
c. Indique, cuál fue la solución que dio el Tratado de Tordesillas al problema de la repartición del mundo.
¿Cuál cree que es la importancia del Tratado de Tordesillas para América? ¿Qué ha significado para la actualidad? Explicar.

El reparto del mundo
Las luchas por el poder territorial entre los reinos de Portugal y de España comenzaron por la disputa de las islas Canarias, situadas cerca de la costa africana. Ese conflicto fue resuelto con el Tratado de Alcaçovas de 1474, en el cual se reconoció la soberanía de España sobre estas islas y se ratificó el dominio portugués en el sur de África.
La noticia sobre las nuevas tierras halladas por Cristóbal Colón inquietó al Reino de Portugal, que vio su poder territorial amenazado. Como ambas monarquías eran cristianas, recurrieron a la mediación del papa Alejandro VI para zanjar sus diferencias, pues consideraban que era la autoridad más indicada.
Para repartir los territorios descubiertos y por descubrir por cada uno de los dos reinos, el papa trazó una línea imaginaria a partir del meridiano que cruza a 100 leguas de Cabo Verde y proclamó la bula inter caetera en 1493. No obstante, fue necesario hacer un nuevo tratado, pues el rey de Portugal Juan II tuvo conocimiento de la amplitud de las nuevas tierras encontradas por España y no quedó conforme con el primer trazado. Así, mediante el Tratado de Tordesillas, en 1494, Portugal obtuvo soberanía sobre el territorio 370 leguas más al occidente de las islas de Cabo Verde, incluyendo parte del territorio suramericano, actualmente conocido como Brasil.

Los cuatro viajes de Colón
Entre 1492 y 1504, Colón realizó cuatro viajes de exploración al litoral del continente americano.
El primer contacto que tuvo con América fueron las islas del Caribe y sus habitantes, los indígenas taínos, un pueblo de naturaleza pacífica y de escaso desarrollo militar.
Estas expediciones españolas estaban conformadas solo por hombres, que se embarcaban sin sus familias, dadas las precarias condiciones de los viajes: alimentación inadecuada para largas travesías, escasa agua dulce y poca higiene. Con el propósito de mantener el dominio sobre los territorios encontrados, varios de ellos se quedaban en pequeños asentamientos, sin tener asegurada su supervivencia.
Primer viaje (agosto de 1492- marzo de 1493).
Cristóbal Colón y sus marinos partieron en dos carabelas, la Pinta y la Niña, y una nave, la Santa María. Llegaron a la isla conocida por sus pobladores como Guanahani, que fue rebautizada por Colón como San Salvador. Más adelante, desembarcaron en una isla llamada Quisquella, a la que Colón dio el nombre de La Española. En este viaje se presentaron revueltas de los indígenas contra los españoles.
Segundo viaje (septiembre de 1493-junio de 1496).
Fue emprendido con diecisiete barcos y cerca de mil quinientos hombres, pero gran parte de la tripulación cayó enferma y doce barcos tuvieron que regresar a España muy pronto. Los españoles llevaron lo necesario para establecerse: animales, semillas e instrumentos de labranza. En La Española, Colón fundó el pueblo de La Isabela y exploró las islas de Puerto Rico y Jamaica.
Tercer viaje (mayo de 1498- noviembre de 1500).
Se realizó con seis naves. Esta vez Colón navegó primero hasta las islas de Cabo Verde. En este período, se presentaron expediciones que fueron conocidas como los viajes menores; entre las principales estuvieron las de Américo Vespucio y Alonso de Ojeda, que exploraron las costas de Guyana y Venezuela en 1499, y la de Vicente Yáñez Pinzón, quien descubrió la desembocadura del río Amazonas
en 1500.
Cuarto viaje (mayo de 1502-noviembre de 1504).
Colón partió al mando de cuatro carabelas con el firme propósito de encontrar los esquivos reinos de Catai y Cipango. Llegó a los actuales países de Nicaragua, Honduras, Costa Rica y Panamá. En Jamaica, después de sobrellevar fuertes tempestades con su tripulación, fue rescatado enfermo y llevado de vuelta a España en 1504. Colon murió dos años después en Valladolid.

El Tratado de Tordesillas
“Que se haga y asigne por el dicho mar Océano una raya ó línea derecha de Polo á Polo, del Polo Ártico, al Polo Antártico, que es de Norte á Sur, la cual raya ó línea é señal se haya de dar e dé derecha, como dicho es, á trescientas setenta leguas de las islas de Cabo Verde para la parte de Poniente (...). Y que todo lo que hasta aquí tenga hallado y descubierto, y de aquí adelante se hallare y descubriere por el dicho Señor Rey de Portugal y por sus navíos, así islas como tierra firme, desde la dicha raya arriba, dada en la forma susodicha, yendo por la dicha parte de Levante, dentro de la dicha raya á la parte de Levante, ó de Norte ó de Sur de ella, tanto que no sea atravesando la dicha raya, que esto sea y quede y pertenezca al dicho señor rey de Portugal y á sus subcesores para siempre jamás. Y que todo lo otro, así islas como tierra firme, halladas y por hallar, descubiertas y por descubrir, que son ó fueren halladas por los dichos señores Rey y Reina de Castilla y de Aragón (...)”.







Educación religiosa, 6º Las religiones de la naturaleza Semana 31 de agosto-4 de septiembre Actividad Cuestionario

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Educación religiosa, 6º

Las religiones de la naturaleza
Semana 31 de agosto-4 de septiembre

Actividad
Cuestionario

Instrucciones
1. Realizamos una lectura atenta de este breve texto, y respondemos en el cuaderno:
a. ¿Por qué se conocen esta religiones como religiones de la naturaleza?
b. En qué se basan las creencias del zoroastrismo?
c. ¿Cuáles eran las creencias del maniqueísmo?
d. ¿Cuáles son los elementos naturales del animismo?
e. ¿Cuál es la principal práctica del vudú?

Lectura:

Las religiones de la naturaleza
Las conocidas como religiones naturales o de la naturaleza, tal y como su propio nombre indica, otorgan a los elementos naturales, como el agua, las montañas o las rocas, un gran poder. Entre éstas, tenemos las siguientes:

Zoroastrismo
El zoroastrismo fue fundado por el profeta Zoroastro, basando sus enseñanzas en la naturaleza espiritual y moral de las personas.

Se trata de una religión monoteísta ya que el culto se dedica en exclusiva a Ahura Mazda, el dios del bien.

El libro sagrado recibe el nombre de Avesta, y se compone de una serie de cantos e himnos.

Maniqueísmo
El maniqueísmo es otra de las religiones de las fuerzas naturales. 

Se trata de una religión universalista que fundó Mani, un conocido sabio persa, quien aseguraba ser el último profeta enviado por Dios a la Tierra.

La comunidad maniquea se dividía en dos grandes grupos. Por un lado, los elegidos, que pasaban el tiempo orando y después de la muerte llegaban al Reino de la Luz.

Y, por otro lado, los oyentes, que servían a los elegidos y a su muerte esperaban reencarnarse en ellos.

Animismo
El animismo es una creencia religiosa que cree que todos los objetos, seres y fenómenos de la naturaleza, tienen un alma.

Esta religión se basa en los siguientes principios: la vida de los ancestros continúa incluso después de la muerte, de forma que es posible interactuar con los espíritus; existen muchos espíritus y dioses; se llevan a cabo sacrificios y ofrendas; y se cree en la mediación de chamanes y brujos.

Vudú
Y, por último, el vudú. Un culto religioso que mezcla diferentes principios del cristianismo y de distintas religiones de África.

Se caracteriza por la práctica de sacrificios a modo de rituales, así como por comunicarse con los dioses mediante el trance.

Esta religión es originaria de África Occidental, y a día de hoy se sigue practicando en áreas rurales de Togo y Benín.

 

Tomado de: Janire Manzanas, “¿Cuáles son las religiones de las fuerzas naturales?”. Disponible en: https://okdiario.com/curiosidades/cuales-son-religiones-fuerzas-naturales-4800745




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