Buscar este blog

Mostrando las entradas con la etiqueta Historia. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Historia. Mostrar todas las entradas

lunes, 4 de mayo de 2020

Educación religiosa, 10° Nietzsche y el idealismo Actividad de comprensión Ensayo crítico Semana 4-8 de mayo

Bienvenidos

 

Colegio Técnico Benjamín Herrera

Área de Ciencias Sociales, jt

Educación religiosa, 10°

Nietzsche y el idealismo

 

Actividad de comprensión

Ensayo crítico

Semana 4-8 de mayo

 

Con base en lectura anterior, que sirvió de insumo para realizar entrevista, escriba un ensayo de tipo crítico: exponiendo sus criterios, cuestionando a favor o en contra y argumentando.

Para esto, tenga en cuenta los lineamientos recomendados: título de trabajo, objetivo, introducción, desarrollo temático, conclusión y bibliografía.

 

Ciencias Sociales, 7° La Edad Media y el Renacimiento Actividad de comprensión Semana 4-8 de mayo

Bienvenidos

Colegio Técnico Benjamín Herrera

Área de Ciencias Sociales, jt

Ciencias Sociales, 7°

La Edad Media y el Renacimiento

 

Actividad de comprensión

Semana 4-8 de mayo

 

Con base en lectura anterior, que sirvió de base para realizar cuadro comparativo, realice en su cuaderno un escrito de tipo crítico, resaltando lo positivo o negativo (según sus criterios) del Renacimiento, respecto a la Edad Media. Justifique y argumente. Escanee o tome fotografía, y envíe a los correos establecidos.

 

 

La Edad Media y el Renacimiento

 

¿Qué es el Renacimiento?

En el Renacimiento la figura del hombre como ser creador ocupa un lugar central. El Renacimiento se sitúa cronológicamente a mediados o finales del siglo XV, en coincidencia con la conquista turca de Constantinopla (1453); para esa época se produjeron otros dos hitos muy importantes: la invención de la imprenta por Gutenberg y el desarrollo de la teoría heliocéntrica de Copérnico. Estos fueron elementos propiciadores de una revolución científica y social de una magnitud impensable hasta entonces.

El Renacimiento fue un período de la historia en el que se iba dejando atrás la Edad Media, para dar comienzo a lo que se conoció luego como era Moderna. Sin duda fue este un cambio muy profundo y complejo, que trascendió a todos los órdenes de la vida, de modo que significó mucho más que un movimiento artístico o cultural, como a veces se cree. No fue esta una ruptura brusca, sino un paso gradual de una sociedad feudal basada en la actividad agraria a una sociedad mercantil y apoyada en el valor de la Nación.

El humanismo es el término que mejor define al Renacimiento. Por primera vez la figura del hombre como ser creador ocupa un lugar central, tras años y años de teocentrismo, es decir, de Dios como fuente de toda creación. El Renacimiento tuvo como claros exponentes a artistas como Botticelli, Tiziano, Rafael o Da Vinci (pintura), y escritores como Alighieri Petrarca, Bocaccio, Shakespeare, Rabelais y Garcilaso de la Vega (Representantes del Renacimiento).

 

Otras características del Renacimiento

1.                    Búsqueda de nuevos conocimientos

Inicialmente, se empezó por una valorización de la cultura grecorromana: Para los artistas de la época renacentista, los griegos y romanos poseían una visión completa y humana de la naturaleza, a diferencia de los hombres medievales. En el Renacimiento surgieron los primeros aportes a las ciencias que hoy conocemos.

Durante el Renacimiento se buscó entender el funcionamiento del mundo mediante un abordaje analítico basado en el estudio y la observación; surgieron entonces los primeros aportes a las diversas ciencias que hoy conocemos, como la biología, la astronomía, la anatomía, la física, etc.

2.                    Revalorización de la estética grecorromana

Hay una búsqueda permanente de la belleza y la perfección, ligadas a los cánones de la antigua Grecia y Roma. Esto se percibe especialmente en la pintura y la escultura, con la obra de artistas como Leonardo da Vinci, Botticelli o Donatello, entre otros.

3.                    El hombre como eje de la historia de la humanidad

En el arte esto impacta de manera central, pues la figura humana vuelve a tener un papel protagónico en la pintura y la escultura. El principal punto que caracteriza el período Renacentista es el antropocentrismo, en oposición al teocentrismo observado en la Edad Media. El antropocentrismo, que puso al hombre como la creación suprema de Dios y como el centro del universo. Mientras en la Edad Media la vida del hombre debía estar centrada en Dios (teocentrismo).

4.                    Valorización de la ciencia y la razón

El Racionalismo, los renacentistas estaban convencidos de que la razón era la única manera de llegar al conocimiento, y que todo nuestro mundo podría explicarse por la razón y la ciencia; Las cualidades más valoradas en el ser humano pasaron a ser la inteligencia, el conocimiento y el don artístico. Galileo Galilei desafió las ideas que consideraban a la Tierra centro del Sistema solar. El experimentalismo, para los renacentistas todo conocimiento debía ser demostrado con experiencia científica. El hombre renacentista, principalmente los científicos, pasa a utilizar métodos experimentales y de observación de la naturaleza y el universo. Se buscan explicaciones racionales para los acontecimientos naturales y sociales, dejando de lado cuestiones religiosas. En este sentido fue paradigmático el enfrentamiento que tuvo el físico y astrónomo Galileo Galilei, por desafiar las ideas hasta entonces imperantes que consideraban a la Tierra como el centro del sistema solar.

5.                    Ética

Se ponen en un lugar destacado los valores éticos más profundos, como el respeto, la libertad, la solidaridad, la justicia, el honor y el amor.

6.                    Optimismo

Hay una especial valorización de la vida terrenal frente a la eterna, por lo que el hombre renacentista quiere gozar del aquí y ahora, sentimiento plasmado en la célebre frase carpe diem (aprovecha el día). El mundo pasa a ser un lugar para ser vivido con intensidad.

7.                    Apoyo económico a artistas

Los artistas del Renacimiento eran apoyados económicamente por grupos favorecidos. 

El arte como creación humana es exaltado, y apoyado económicamente por personas o grupos favorecidos, que patrocinan el trabajo de artistas. A éstos se los conoció como ‘mecenas’. De esa forma, además de fomentar el arte estas personas van ganando espacios de prestigio social y de poder político.

8.                    Crecimiento de la burguesía

El individualismo: esa parte de que el hombre debe conocerse así mismo, buscando a afirmar su propia personalidad, los talentos y cumplir sus ambiciones. Esta concepción se basa en el principio que el derecho individual estar por encima del derecho colectivo. Poco a poco, la Burguesía surgida en la edad media, se va haciendo más poderosa e influyente, desplazando a los terratenientes feudales.

9.                    Fundación de los primeros bancos

El desarrollo de la actividad mercantil llevó a la necesidad de otorgar préstamos; surgieron así los primeros bancos.

10.              Búsqueda de un conocimiento universal

Copérnico se destacó en los diferentes aspectos de la ciencia y en el arte. Es característico de esta etapa de la humanidad el surgimiento de hombres que se interesaban por diferentes aspectos de la ciencia, y que también se ejercitaron y destacaron en las artes: tal es el caso de Leonardo da Vinci o de Copérnico.

Descargar documento: https://docs.google.com/document/d/1FhtrDLLYWH86ytFFpuuVAH_IP9P68mLFuSyngo4uTYk/edit


Educación religiosa, 6°. Historia de la religión en Europa. Actividad de repaso. Semana 4-8 de mayo

Bienvenidos

Colegio Técnico Benjamín Herrera

Área de Ciencias Sociales, jt

Educación religiosa, 6°

Historia de la religión en Europa

 

Actividad de repaso

Semana 4-8 de mayo

 

El trabajo siguiente, que el estudiante realizará en cuaderno, se basa en lectura anterior, con la cual realizó historieta. Toma fotografía o escanea, y envía a los correos establecidos.

1. Realice un escrito en el que indique qué prácticas religiosas realizadas por los neardentales todavía se practican en las religiones actuales. ¿Cuál es su opinión al respecto?

 

Los orígenes de la religión en Europa

 

En la historia de la religión en Europa, podemos hablar de los primeros pobladores, los neandertales. El Neandertal, es el nombre común de la especie Homo sapiens neanderthalensis.

Los neandertales han sido en ocasiones considerados una subespecie de la especie humana moderna (Homo sapiens sapiens o simplemente Homo sapiens), pero más recientemente se les ha clasificado como una especie diferente. Los neandertales cubren un largo periodo: se calcula que se remontan hasta 120 milenios a.C. y que se extinguieron hace 30.000 años aproximadamente.

Se han encontrado en yacimientos de la edad de piedra pertenecientes al paleolítico medio, principalmente en Europa y en el suroeste asiático. Esta especie recibe su nombre del valle del río alemán Neander, donde se encontraron en 1856 sus primeros restos; de ahí la denominación de hombre de Neandertal.

Los hombres eran más corpulentos que las mujeres, y ambos poseían una gran musculatura ya desde la infancia. Tenían una cabeza grande con unas prominentes narices y un mentón retraído.

Como promedio general, sus cerebros eran del mismo tamaño o mayores que el cerebro del hombre moderno, lo que se relaciona más con el gran tamaño del cuerpo y su gran musculatura que con una inteligencia más elevada.

Formaban grupos reducidos, tal como demuestran los asentamientos que se han excavado, y la densidad de su población era baja. Aunque la tecnología empleada por los neandertales era bastante sencilla, hay pruebas de que eran cazadores hábiles, aunque también se dedicaron a la pesca. La recolección tuvo un papel muy destacado en la obtención de alimento, casi al mismo nivel que la caza, y con ellos aparecen las primeras muestras de prácticas religiosas al enterrar a los muertos.

Las tumbas encontradas en Europa y Asia occidental indican que el Neandertal ya enterraba a sus muertos. Algunos yacimientos contienen tumbas muy poco profundas, tal vez cavadas por miembros de un grupo o familia sencillamente para alejar a los cadáveres de su vista. En otros casos parece que ciertos grupos realizaban rituales para llorar por sus muertos o comunicarse con los espíritus.

Algunos investigadores aseguran que los objetos encontrados en las tumbas, tales como flores o huesos de animales, habían sido colocados junto al cadáver, lo que sugiere que algunos grupos pudieron haber creído en una vida después de la muerte.

En numerosos enterramientos neandertalenses el cadáver tenía las piernas y los brazos doblados sobre su pecho, lo que podría indicar una posición ritual de enterramiento. Sin embargo, otros investigadores rechazan estas interpretaciones y sugieren que tal vez el Neandertal tenía razones más bien prácticas que religiosas para posicionar así los miembros de sus cadáveres.

Así, por ejemplo, un cuerpo situado en posición fetal sólo necesitaría un agujero de tamaño reducido para su enterramiento, lo que facilitaría la tarea de cavar la tumba.

Descargar el documento: https://docs.google.com/document/d/14pMC4gRGEp21AzlKNykixwSmmaCudzHCOrLmu_xacF0/edit

viernes, 13 de septiembre de 2013

Aquitania, el "país de las aguas"


Aquitania, el “país de las aguas”




Por Efrén Mesa Montaña*


Doscientos treinta y seis años después del surgimiento de Aquitania, aún vivimos sin recordar su antiguo nombre; hemos olvidado —y no sin razón— que nuestro municipio es de origen indígena. Del pueblo de indios que existía no ha quedado registro y menos de su nombre primitivo, aun cuando la gran mayoría de su población actual descienda de manera directa de sus antiguos habitantes. Sabemos que en el lugar del hoy Aquitania había un caserío indígena, pues el nombre de Puebloviejo que luego tomaría mientras fungió como parroquia, lo confirma: esa fue la manera como los españoles llamaron a todos los antiguos pueblos de indios, pueblos viejos.







 Lamentablemente, el nombre indígena con el que de manera equivocada se le ha referido, no corresponde. Dice Ramón C. Correa, que “Puebloviejo fue el nombre dado al sitio donde existió el pueblo de indios llamado Guaquirá” (1932), pero no cita fuentes que lo confirmen. En lengua chibcha, Guaquirá significa ciudad o pueblo del cerro, pero, como advertimos, Aquitania no describe precisamente una geografía como ésta. Guaquirá es, hoy día, una vereda de Tota, y era en los tiempos en que llegaron los primeros españoles, un pequeño caserío en inmediaciones de Cuítiva; así lo confirman, José Mojica Silva (1948) quien, citando documentos del AGN, afirma que los indios del pueblo de Guaquirá se hallaban “junto al pueblo de Cuítiva que está cercano al de Guaquirá…”, y lo confirma Vicenta Cortés (1960) al asegurar que, efectivamente, Guaquirá, hoy día, es una vereda de Tota. En otras palabras, la toponimia y el territorio de Guaquirá se han mantenido inamovibles desde tiempos precoloniales.




Por lo demás, la ocupación española del territorio empezó unos veinte años después de que llegaran los primeros aventureros europeos, pero, para entonces, el lugar en el que se encuentra hoy Aquitania, se hallaba desolado, de modo que sin nadie que confirmara el nombre del caserío de indios, éste pasara pronto al olvido. Es probable, como asegura Alfonso Pérez Preciado que, ante el temor de ser sometidos, los indios huyeran hacia los bosques de Sisvaca y Mombita y fundaran en plena selva el pueblo de Bombasá (1976 y 1973). Esta hipótesis es válida en razón de que así lo aseguran, incluso, españoles como Juan de San Martín: al avanzar por los pueblos indígenas y ante la presencia de españoles, se generaban desplazamientos; los indios se “alzaban”, huían, pues los europeos eran ya conocidos como gente violenta y poco confiable entre los indios. Así, los indios escapaban hacia los bosques buscando refugio, dejando abandonados aun sus enseres más indispensables (Fernández de Oviedo, 1959). De tal modo, Juan de San Martín, al incursionar por los pueblos desolados de la cuenca de Tota, habría de apropiarse de grandes cantidades de oro mediante la modalidad de “rescate”, una forma de rapacería que veían como legal, como así lo reafirma éste mismo (Friede, 1956).




En todo caso, el olvido del antiguo nombre del hoy Aquitania posiblemente se generó a raíz de la confusión que se despertó con la agregación de pueblos indígenas. Ante la disminución de indios por los malos tratos, las enfermedades desconocidas, como la viruela y la gripa, con enorme mortandad en poco tiempo, los pueblos se iban quedando solos. Así, hacia 1602, los pueblos de Bombasá, Toquechá y Moquechá, fueron agregados al recién establecido resguardo de Guaquirá (Colmenares, 1984), junto con los habitantes de Toquilla, hoy una vereda de Aquitania. Guaquirá era entonces un caserío indígena situado entre Tota y Cuítiva (Fals Borda, 1973), y como entonces, hallándose en sus vecindades, hoy día es una vereda de Tota. Así, la vieja Guaquirá, la ciudad o pueblo del cerro, ha permanecido en su sitio, afrontando sólo y de manera ineluctable, el abandono de su población.




Así las cosas, hacia 1593, las tierras del hoy municipio de Aquitania, se hallaban en manos de Fernando de Vargas y Olarte (Correa, 1932). Éste había establecido allí una hacienda con el nombre de Aposentos de Vargas (Fals Borda, 1973), que colindaba con tierras apropiadas por españoles mediante mercedes. Estas tierras habían sido cedidas, inicialmente, a las monjas Clarisas de Tunja, pero, cuando hacia 1610, el presidente Borja quiso premiar con encomiendas a quienes habían intentado someter a los pijaos, Fernando de Vargas y Olarte, alegó haber “aportado armas, caballos y dinero para la guerra” (Colmenares, 1984) y se hizo otorgar las tierras que ya poseía con el nombre de Aposentos de Vargas. Por esta razón, el naciente caserío no fue ni encomienda ni resguardo, pero posiblemente, desde entonces, empezó a ser conocido con el nombre de Puebloviejo. Era esa la costumbre española de llamar a los antiguos pueblos de indios: ese afán de dejar sin memoria a los pueblos arrasados. Del originario nombre del pueblo viejo nadie intentaría indagar (Mesa Montaña, 2012).





Pasado el tiempo, el caserío crecía. Sin embargo, hacia 1730, sucedería un episodio que definiría el devenir cultural y religioso de su población. En el lugar que hoy conocemos como La Península, al sur del lago de Tota, un día de este año, se encontraba talando bosque, Bernardo Pérez, en compañía de su pequeño hijo, Juan Agustín Pérez y su amigo, José Pulido. Mientras Bernardo Pérez derribaba bosque, los niños jugaban bajo los árboles, y en esa diversión, de repente, se tropezaron con un gaque, en cuyas ramas vieron “una bellísima imagen de Jesús crucificado” (Correa, 1932).



A partir de este hecho, se empezaron a formalizar los trámites para la construcción de una capilla en el centro del caserío, en la que se emplazó una cruz construida con la madera del gaque, y como el Puebloviejo dependía en su administración de Tota, a partir de 1772 se empezó a gestionar el deslinde de este pueblo, con un solo propósito: el de convertir en parroquia al Puebloviejo, pues el “milagro” presenciado por los niños había permitido que el crecimiento poblacional del caserío se incrementara, además de que lo había convertido en lugar de peregrinación. La intención de convertir al Puebloviejo en parroquia, se hizo, así mismo, con el auspicio del “milagro” presenciado por los niños y ya materializado en la cruz que ornaba la capilla: el “Santo Cristo del Milagro”, y tanta habría de ser la devoción, que incluso el Puebloviejo, durante los años en que se constituyó como parroquia y aun incluso durante algunos años como municipio, se le conoció como Pueblosanto (Correa, 1932).




Durante el año de 1776, las tareas de formalización en parroquia, continuaban, pero sería hasta el año de 1777, que se formalizaría la institución de la parroquia, cuando se ordenó que el caserío dispusiera formalmente de cura, “acudiéndole con el salario y emolumentos que debe haber, guardándole y haciéndole guardar todas las honras, gracias, mercedes y demás cosas que debe gozar…” (Correa, 1932). Sin embargo, la instauración como municipio sería hasta 1934, en cuya fecha, 20 de julio, “fue cambiado el nombre de Puebloviejo por el de Aquitania”. No hemos hallado una explicación al capricho de cambiar el viejo y hermoso nombre de Puebloviejo por el de Aquitania, aun cuando no sobra decir que la adopción de tal nombre se explique en el significado de su etimología. En efecto: Aquitania es, en latín, el país de las aguas, el pays des eaux, en la Aquitania francesa que en el año 56 a. C., conquistó Craso a nombre de Julio César, en las Galias, el territorio que sería la Francia actual (Pierre, 1987), y que surgió como reflejo quizá de los innumerables balnearios que engolosinaban la mirada de los conquistadores romanos.




Ese nombre prestado, a cambio del que hemos olvidado, es el que hoy nos brinda su rostro. Somos la Aquitania en Boyacá, lejos de costumbres y formas de vida francesas, pero con el arraigo cultural del pueblo que lo engendró, mucho antes de que España se volcara sobre nuestro territorio para salvarlo de pecados no cometidos, y que aun despojado de su nombre advierte con prontitud el destino de su futuro. En efecto. Aquitania, desde el momento mismo del establecimiento español, ha mantenido unas profundas disparidades sociales, no superadas, y ha sido, aun con todos los contrastes, esencialmente agrícola, manteniendo hasta los años setenta una rica diversidad en sus productos, y que ante la apuesta de experimentar un nuevo producto, la cebolla larga, ha cedido al monocultivo, mientras las divergencias sociales se mantienen (Raymond, 1990), pero su gente se perfila en el rigor y deseo de progreso, en la superación de barreras y la búsqueda y reconocimiento de su dignidad como pueblo.




Pero esa responsabilidad, esa dignidad del aquitanense frente a su futuro, le concierne ahora, se hace manifiesta en la tarea de salvaguardar el que fue entre los muiscas, los primeros habitantes del primigenio Aquitania, cuna de mitos y leyendas: el sagrado lago de Tota. El agua, bien lo sabe el sentido común, es fuente de vida; sin ella, no hay nada. Por ello mismo, la conservación de páramos, de quebradas y arroyos y en ello, la rica cuenca de Tota, debe estar como legado, como herencia de quienes fueron nuestros primeros padres. Así, se avizora, toda búsqueda de recursos ajenos al devenir histórico de la cuenca del lago de Tota, no sólo atenta contra conservación, producción y aprovechamiento del líquido vital, tanto de Aquitania como de las poblaciones vecinas, sino contra la sociedad que inmemorialmente ha hecho del lago de Tota y su cuenca, su hogar, su mundo, el lugar de sus sueños. Así, en nadie más que en nosotros se halla la respuesta a los avatares que hoy se ciernen como amenaza. En nadie más que en nosotros se halla la respuesta de recuperar el nombre que le ha dado dignidad al pueblo, y que ese nombre, justamente, es el camino de la responsabilidad, de respeto; el camino de protección, estímulo y conservación de la vida.


Referencias bibliográficas
Colmenares, G. (1984). La provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada. Tunja: Biblioteca de la Academia Boyacense de Historia
Correa, R. C. (1932). Monografías, tomo III. Tunja: Imprenta del Departamento
Cortés Alonso, V. (1960). “Visita a los santuarios indígenas de Boyacá en 1577”. En Revista Colombiana de Antropología, Vol. IX, Bogotá: Ican
Fals Borda, O. (1973). El hombre y la tierra en Boyacá. Bogotá: Editorial Punta de Lanza
Mesa Montaña, E. (2012). Las funciones de la historia: una visión social del mundo desde las prácticas educativas, la ideología y la tradición. Aquitania, Cuenca de Tota, 1946-1965. Bogotá: s. p.
Mojica Silva, J. (1948). Relación de visitas coloniales. Tunja: Publicaciones de la Academia Boyacense de Historia
Pérez Preciado, A. (1973). Ordenación de la cuenca hidrográfica del lago de Tota. Bogotá: Inderena
Pérez Preciado, A. (1976). Tota más, que un lago es un conflicto. Bogotá: Editorial Stella
Pierre, M. (1987). Dictionnaire de l’histoire de France. Paris: Casterman.
Raymond, P. (1990). El lago de Tota ahogado en cebolla. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, Ecoe
San Martín, J. Maldonado, B. y López, G., “Libro de lo que se ha habido y habrá en esta jornada…”. En Friede, J. (1956). Documentos inéditos para la historia de Colombia, tomo IV. Bogotá: Academia Colombiana de Historia.
San Martín, J. y Lebrija, A., “Del camino e viaje del licenciado Gonzalo Jiménez…”. En Fernández de Oviedo, G. (1959). Historia general y natural de las Indias, tomo III. Madrid: Ediciones Atlas.


* El presente texto apareció en la Revista Hechos de Aquitania, # 11,  julio de 2013. Nacido en Aquitania, cuenca del lago de Tota, en Boyacá. El autor es licenciado en Ciencias Sociales por la Universidad Pedagógica Nacional, y candidato a magíster en Historia, por la Universidad Nacional de Colombia. Ha publicado los libros de relatos, Alguien de nosotros, y de cuentos, El llamado de Otoniel, además, Poemas de amor y guerra, y diversos artículos sobre temas de historia, medio ambiente, pedagogía y filosofía. Se desempeña como profesor de filosofía e historia en una institución educativa del magisterio de Bogotá. Las presentes notas son una síntesis brevísima de la Introducción a Las funciones de la historia: una visión social del mundo desde las prácticas educativas, la ideología y la tradición. Aquitania, Cuenca de Tota, 1946-1965, s. p.


Últimas publicaciones

Una tarde de lluvia y otros relatos, Efrén Mesa Montaña, 2022

Un gran saludo. Bienvenidos Una tarde de lluvia y otros relatos Una tarde de lluvia y otros relatos, Ediciones Antropos, Bogotá, 2022, 168 ...

Archivo del Blog